lunes, 26 de noviembre de 2012

LA ÚLTIMA FUNCIÓN


Últimamente se han escrito varias obras de teatro sobre la monstruosa injusticia que supone el actual código de moral social. Por supuesto que es una vergüenza insultante que haya una ley para el hombre y otra para la mujer. Yo creo que no debería haber ley alguna para ninguno de los dos. (Oscar Wilde).

Pesado el telón de polvo
rechina sórdido y tendido,
cargado como envuelto en papayas,
escudo del teatro marcial
que majestuoso justifica caricia.

Allí,
donde emanan los labios de Wilde
incestos de género en contravía,
aplasta demonios humanados,
animales de monte,
prestigio de los que omiten
en el macabro espectáculo de los que no comen.

Con la prudencia encorvada,
los ojos miopes
y los pies buscando fuga
la función promete flagelos,
hachazos repetidos,
desgracia sumisa,
tortura gitana,
una cadera hirviendo filosofía
y los mortecinos secos
exclamando sus lagrimas pesadas.

¡ sublime vino !
Brindan los presentes,
el acto arde en las tablas enceradas,
marionetas de lazos templados
asoman con sus caras tristes,
las mascaras se caen
de sus rostro atrofiados
que se hincan de abandono,
medusa en los ojos del mendigo que medio mira,
el telón se petrifica
cuando perdido estaba el significado.


De Manifiesto para entenderme de Wilmar Edison Martínez Cuervo
Publicado en la revista del Colectivo Literario Mariposas en el Estómago.

 

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